Todo parecía predestinado para que el Bayern se llevase esta Champions pero entonces apareció un equipo de Londres que se encargó de aguarles la fiesta a los bávaros. El Allianz Arena se vestía de gala para recibir la final de la Champions League más inesperada de los últimos tiempos donde no estaban ni el Barça ni el Madrid, los grandes favoritos.
El partido comenzó con un Chelsea agazapado atrás esperando una contra al igual que había hecho en la semifinal ante el Barça y con un Bayern Munich desatado y dispuesto a ponerse por delante antes de llegar al primer cuarto de hora. Mario Gómez y Robben contaron con buenas ocasiones para ponerse por delante pero no el alemán no vio puerta y el holandés se encontró con el portero Peter Cech. El Chelsea segúia encerrado atrás y ni siquiera inquietaba la portería de Neuer salvo por un disparo de Drogba que se fue desviado a la izquierda de la portería germana. La más clara de la primera parte la tuvo Thomas Muller tras un centro de Ribery pero el germano remató desviado a la izquierda de la portería de Cech. Con este resultado llegábamos al descanso.
La segunda mitad continuó igual que la primera con el Chelsea replegado atrás y el Bayern apretando con todo su alma. Mario Gómez tuvo otra gran ocasión pero remató demasiado alto dejando pasar otra oportunidad de poner a su equipo por delante. El Bayern seguía desperdiciando ocasiones hasta que en el minuto 85, Ribery puso un centro magnífico al segundo palo donde Muller remató completamente solo para poner el 1-0 y acercar mucho la copa a las vitrinas del club bávaro. Di Matteo puso en el campo a Torres pero ya parecía demasiado tarde para la reacción. Sin embargo, los equipos ganadores siempre tienen un punto de suerte y al Chelsea le llegó en el minuto 89 con un remate de cabeza inapelable a centro de Juan Mata para poner el 1-1 y llevar el partido a la prórroga.
El Bayen estaba muy cansado y estaba pagando el golpe del gol de Drogba en el último minuto mientras que el Chelsea salía como una auténtica moto. En la primera parte de la prórroga el Bayern tuvo un penalti cometido por Drogba sobre Ribery que Robben chutó mal y Cech atrapó. El partido había decaído de intensidad por el cansancio acumulado de los jugadores. Tanto Bayern como Chelsea parecían tener demasiado y todo apuntaba a que la final se decidiría en la tanda de penaltis y así fue. Con la tanda empatada 4-4, Schwensteiger chutó el último penalti del Bayern al palo así que la responsabilidad estaba en los pies de Drogba que tiró su penalti rasito ajustado al palo izquierdo dándole el título al Chelsea.
Por el Chelsea han pasado grandes entrenadores como Mourinho, Scolari, Ancelotti, Hiddink o Villas-Boas pero ha tenido que ser Roberto Di Matteo, un ex-jugador de los "Blues", quien les llevase a ganar su primer título. También hay que decir que el juego ha sido penoso y extremadamente defensivo pero en el fútbol no siempre gana el mejor equipo.
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