Las semifinales de Champions League nunca son fáciles aunque exista una gran diferencia como sucedía entre Chelsea y Barça. El Barça era a priori el equipo favorito pero el equipo "blue" no tenía intenciones de dejarse ganar en Stamford Bridge.
El entrenador del Chelsea, Roberto Di Matteo, tenía clara la estrategia que tenía que utilizar ante el Barça que consistiría en formar dos líneas defensivas muy compactas que no permitieran al equipo blaugrana crear peligro por el centro. Sin embargo, Guardiola, a pesar de la importancia del partido, no renunció a su estilo con jugadores de corta estatura sin tener en cuenta el potencial aéreo del equipo londinense. En el minuto 8, el Barça tuvo la primera clara del partido con un magnífico pase interior de Messi y una gran vaselina de Alexis que superó a Cech pero su disparo se estrelló en el larguero y se fue fuera. El Barça dominaba el partido y ni siquiera dejaba que el Chelsea inquietara a Valdés. En esta primera parte, el Barça aún tuvo otra clara ocasión semejante a la de Alexis pero esta vez en las botas de Cesc aunque esta vez fue Aslhey Cole quien evitó el gol en la misma línea de gol. El empate parecía que sería inevitable antes del descanso sin embargo, Messi perdió un balón en el medio del campo, Ramires tiró la contra, puso un centro raso al segundo palo que Drogba mandó al fondo de la portería de Valdés para poner el 1-0 en el minuto 46.
El Barça comenzaba la segunda parte con un resultado en contra que no se merecía pero el fútbol es así. Este resultado provocó que el Chelsea se encerrara más atrás haciendo aún más complicado al Barça marcar un gol con el que empatar. No obstante, el Barça continuó siendo fiel a su estilo y gozó de dos buenas ocasiones en los minutos finales: la primera llegó en el minuto 87 con un remate de cabeza de Puyol al que Cech respondió con una gran intervención y la segunda en el minuto 93 con un disparo de Pedro que repelió el palo y su rechace lo envió Busquets a las nubes desvaneciendo las esperanzas de empate de los culés.
El Barça tendrá que buscar la remontada en el Camp Nou ante su afición si quiere disputar su tercer final de Champions en los últimos cuatro años
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