El Sporting es un equipo con muchos defectos técnicos pero lo que no se le puede negar es esa casta y ese pundonor que le sale especialmente cuando juega en casa apoyado por ese Molinón siempre teñido de rojiblanco intimidando al equipo rival, que esta tarde era el Sevilla de Míchel.
El Sevilla llegaba a Gijón con las bajas de Kanouté, Medel y Negredo que al final acabó pagando ante un Sporting muy agresivo en todo momento que no permitió al Sevilla jugar cómodo en ningún momento. El partido comenzó con un Sevilla muy frío y con un Sporting aguerrido atrás que soltaba contras mortales con Barral, Colunga, Trejo y Mendy como principales estiletes. En el minuto 32, André Castro recibió un gran pase de Adrián Colunga dentro del área y se giró para soltar un chut raso cruzado que superó a Palop para poner el 1-0 en el marcador y llevar la locura al Molinón que seguía animando a su equipo con todo su alma. El partido continúo igual que al principio con un Sevilla que no se encontraba cómodo debido a la gran presión que realizaba el Sporting. En el minuto 44, Reyes tuvo la oportunidad para empatar el partido pero su lanzamiento salió desviado de la portería de Juan Pablo.
La segunda parte siguió igual que en la primera mitad con un Sporting cerrado atrás esperando una contra para matar el partido y un Sevilla que no acababa de encontrarse cómodo en el feudo rojiblanco. Aun así el Sevilla gozó de un par de buenas ocasiones en las botas de Manu del Moral a las que Juan Pablo respondió con mucha seguridad pero el Sporting también gozó de dos buenas ocasiones por medio de Bilic y Mendy a las que Palop también respondió con dos grandes paradas. Así que al final el Sporting se llevó el partido de forma merecida debido a la entrega del equipo apoyado siempre por la incondicional afición del Molinón.
Al final del partido se montó una pequeña tangana entre los jugadores del Sporting y del Sevilla que acabó con la pelea en el túnel de vestuarios entre Carmelo y Fazio
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