Empieza a ser bastante habitual la aparición de los nuevos ricos en el mundo del fútbol. En su mayoría estos proyectos están resultando un auténtico éxito al menos a corto plazo. En la mente de todos tenemos la imagen del Málaga, del Paris Saint-Germain o del Manchester City, equipos hundidos en su propia miseria hasta la aparición de los grandes jeques y que ahora se codean con los grandes clubes europeos pero no siempre estos proyectos han alcanzado la magnitud que se esperaba, el mejor ejemplo lo tenemos en Londres con el Queens Park Rangers. En 2007, Flavio Briatore y Bernie Eccleston se hicieron con el accionariado del club y luego vendieron un 20% de las acciones al magnate del acero Lakshmi Mittal formando una asociación que hacía presagiar que el club creciera de una forma espectacular hasta colarse entre los grandes clubes ingleses. Además la llegada del malayo Tony Fernandes, jefe de la escudería de F1 Caterham, acrecentaba aún más las esperanzas del club londinense.
Todo parecía de color de rosa en el QPR pero el cuento no ha comenzado demasiado bien esta temporada. El Club realizó un gran desembolso económico en el último verano para colarse al menos en los puestos de competición europea. Las llegadas de Julio Cesar porcedente del Inter de Milán, de Esteban Granero del Real Madrid, de Ricardo Quaresmo del Besiktas, de Jose Bosingwa del Chelsea y de Park Ji Sung y Fabio del ManU colocaban al conjunto de la capital inglesa en la élite de la Premier League pero algunas veces las apariencias engañan. El QPR aún no conoce la victoria en esta temporada y cierra la tabla clasificatoria con cuatro tristes puntos en once encuentros disputados. Mark Hughes está en el disparadero de la prensa deportiva de las islas y parece que va a durar poco en el banquillo de The Hoops. El cambio tiene que ser inminente en el QPR si no quieren comenzar a tener problemas en la zona baja de la tabla en la que es fácil entrar pero muy difícil salir de allí
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